La alcantarilla


En mis orígenes de mi vida, siempre ocultaron la maldad de estés mundo, poco a poco fui creciendo y conocí la maldad primeramente como el Coco, poco después las películas, noticias, observaba la verdad existente. Aquella en la que creía pero nunca fui víctima, hasta hoy. Desperté atrapada en cadenas, de pie, parecía una alcantarilla y yo estaba aferrada a una biga del techo, las cadenas se encontraban rodándola a la biga y conmigo, intente desatarme pero era inútil cualquier movimiento, pues fue creado por una mente maca bélica. Olía a putrefacto, horroroso, como si algo estuviera muerto y podrido. Entonces junto con el murmullo de las cadenas empezaba escuchar una voz susurrar... Que decía ya eres mía. Yo aún no comprendía, no entendía nada. Era un hombre con mascara de la cual me resultaba familiar, parecida a una de disfraces. Pero no me daba miedo, más bien asco. Pues ese hombre se acercó a mí. Me vendó los ojos y la boca. Sentía como se quitaba la máscara, su voz cambiaba de tono, ya no era tan gruesa, sentía gritos de auxilio. Y de repente empezaron a entrar más hombres, la puerta se cerraba. Realmente perdí la cuenta, me sentía asustada pues los pasos iban hacia mi dirección, y entonces me empezaron a quitar la ropa, escuche varias cremalleras abriéndose, sentía que era lo peor. Que podría ser la siguiente, la siguiente de todas las mujeres que mataron. No podía pensar en claridad, en ese lugar siniestro cometían la peor tortura jamás sentida...


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