Perversión a la lujuria

Me encontré en el trabajo, entré en el despacho como un día cualquiera, entonces me fui directamente al pequeño cuarto donde se encuentran todos los archivos, al cual necesitaba uno en concreto, cerré la puerta tomándome mi tiempo, pues mi jefe se encontraba reunido y no quería molestar. Seguía buscando pues no hallaba tal documento. Y de repente él entró al cuartillo, cerrando la puerta, ayudándome a buscar el archivo. Poco después lo encontramos, así que decidida lo cogí para ir a realizar mi labor. Pero de repente él me frenó, poniéndose detrás de mí, realizándome un masaje por el cuello y los hombros, me quedé paralizada pues no me lo esperaba, sin embargo, desde que lo conocí en aquella entrevista me fascino. Pero siempre pensé que sería inalcanzable y que no se fijaría en mí. Y ahora un por un momento pensé que todo era fruto de mi imaginación, pero no, era real, pues sentía las yemas de sus dedos recorrer mi cuello, y aunque fuera algo inocente, su voz, su aroma, todo me enloquecía, el creía que me relajaba pero nada más lejos de la realidad, pues estaba despertando en mí una sensación que no podía describir. A pesar de intentar disimular lo que provocó en mí, no se me daba nada bien, pasó el momento y volví a mi lugar de trabajo, poco después apareció él, empezó hablarme de trabajo como si nada, y de repente volvió a masajear mi cuello, mis hombros, y ahora bajaba lentamente por mi espalda, llegando a mi cintura, donde ahí me desarmo, pues todo se me olvido, me ponía nerviosa y una sonrisa se me escapaba entre los labios dibujándose en mi mirada. Después de ello quise realizarle yo el masaje poniéndome detrás de él, tocando sus hombros, su cuello, sus brazos y esa espalda tan firme, aun estando detrás de él no podía parar de sonreír, mi imaginación fantaseaba con ir a más. Pero la realidad es otra. Al momento él se sentó en la silla cogiéndome de la cintura acercándome a él, continuó masajeando, pero ahora por debajo de mi camisa, rozando mi piel con la suya. Pudiendo sentir el roce de sus llenas por mi abdomen, y un poco más por encima, luego volvía a bajar por mis piernas, rozando por mis glúteos de pasada. En aquel momento nos abrazamos y no comprendía que deseaba, pero yo si sabía que le deseaba a él. Al voltearme, quedándome de pie en frente de él, le miré aquellos labios con deseo, pero intenté desviar mi mirada, pues no debía, sin embargo no quería que ese momento terminase. Quedándome a la altura perfecta de que se perdiera en la abertura de mi camisa mostrando parte de mis pechos, a los cuales sabía que los miraría, un momento a otro me hizo sentarme encima de él, con las piernas abiertas. Abrazándonos...
Al momento se levantó cogiéndome por las piernas, poniéndome encima la mesa, aun con las piernas abiertas, creía que tan solo era un sueño, una fantasía, algo me removió en mí ser, pues sentía su cuerpo contra el mío. Miles de fantasías recorrían mi imaginación, sin límite ni censura, pero disfrutaba aquel momento por efímero que fuera. Su aroma quedó impregnado en mí. Por un momento me revolucionó, desde aquella altura en frente de él, intenté masajear sus hombros y aquellos brazos fornidos. Entonces se desabrochó unos cuantos botones de su camisa blanca, y mi mano rozó su piel, mis latidos se aceleraron, mi respiración se agitaba. Dejó de importarme donde estábamos o cuales eran mis labores pues ahora tan solo me encontraba en bobada, perdida por su mirada, por su cuerpo, por su voz, y su forma dominante de la situación.
Mi sonrisa me delataba, por muy inocente que quisiera ser, mi lado perverso se reflejaba en mi mirada... y él lo veía...
Después de varios tonteos, caricias, miradas furtivas, guiños, sonrisas y de encuentros intensos, llegó un día en que me encontraba limpiando los antiguos archivos del almacén, ordenándolos, sacudiendo el polvo que sabía acumulado, apareció de la nada haciendo que me asustara, sobresaltara, me cogió del brazo, volteandome, dando un paso en frente y yo uno hacia atrás hasta tocar con mi espalda los estantes, acercándose, me beso apasionadamente, y susurro diciéndome de vernos a la sala de descanso, a solas, donde hay un sofá, a cierta hora, entonces... Sonó el teléfono y nos devolvió a la realidad...
Sin embargo, decidida, al ser la hora acudí ahí sin pensarlo...
Él ya me estaba esperando, con el hombro inclinado en la pared, observandome, con una sonrisa...
Entre en aquella habitación algo oscura, él estando por de atrás de mi, con sus manos en mi cintura llevándome aquel sofá, escuchando el sonido de nuestros zapatos en aquel suelo de parqué, teniendo la sensación de estar, de desear ponerme a su merced...
Me volteé y él rozando mis manos por mi abdomen tan cerca que podía sentir su perfume inundando mi nariz, alterando mis sentidos...
Entonces me senté al borde del sofá rojo, mientras él se encontraba de pie en frente de mí dejándome a la altura perfecta para desearle aún más... Me agarró del pelo echando la cabeza hacia atrás...
-¿Tanto me deseas? - dijo él con voz susurrante...
Le mire sonriendo sin saber que responder, si le deseo, tanto que ahora mismo le arrancaría la ropa y lo tumbaría en aquel sofá y le haría mío sin pensar.. Demostrándole así lo mucho que me atrae...
-Me tienes loca... - le respondí sin dejar de sonreír
Sonrió desabrochándose aquel cinturón, deslizando la cremallera... La tensión del momento, las ganas de sentirle... Aquel sonido, al tenerle enfrente, hizo que perdiera el control. ¿Cómo reprimirme ante tanta tentación?
Sin pronunciar palabra, mi mano queriéndose aprovechar de la situación fue acariciar sus piernas subiendo hasta su miembro, sus yemas rozaron mis labios, continuando por mi mejilla y volvió a cogerme del pelo acercando mi boca a su miembro aun tapado por su ropa.
No lo pensé, metí mi mano por aquel pantalón liberando su miembro delicioso y endurecido a la vista, y sin más lo lamí de un extremo a otro. Comenzando por ese duro tronco, subiendo hasta la puntita de esa enorme cabeza, saboreando el capullo. Lo adentre en mis labios con suavidad pero hasta el final. Seguí sin más, mientras le acariciaba sus testículos, y él me agarraba del pelo.
Ahora que la tengo dentro saboreando aquel miembro decidí comérmela sin cesar, le miré desde abajo volviendo a lamerla y de nuevo la adentro en mi boca pero esta vez con mayor ritmo, no paro, sigo, adentrándola entera y terminando en la punta, con el efecto ventosa, mi mano dejando los testículos, agarró el tronco de polla, haciendo lo contrario a mi boca. Puedo notar el placer que te provoca y eso me excita y al mismo tiempo me provoca a ir algo más rápido y parar de golpe con todo el miembro entero. Hago ese movimiento varias veces y aun él con la mano agarrando mi pelo lo adentró más hasta mi garganta, ahogándome... La saliva empieza empapar todo el miembro, pero no paro, sigo, vuelvo a lamer ese miembro y ahora también adentro sus testículos en mi boca con efecto ventosa jugando con ellos y con la mano masajeando su miembro...
Volviendo a ese miembro, a comérmelo con la lujuria que desató en mí ser, deseando hacer que se desesperé... Y lo conseguí...
Se retira el cinturón de sus pantalones, utilizándolo para atarme las manos... Primero la izquierda, luego la derecha y luego las dos. Ya estoy a su merced...
Me levanté pero la tentación ya se había desatado, y nada haría que parase, entonces él me volteo, de pie detrás de mi, yo inclinada, entonces me acaricio mis piernas por debajo de la falda, retirando lentamente el tanga negro que llevaba... Guardándolo en su bolsillo...
Recorrió su mano por mis glúteos dejando un pequeño azote en ellos, continuó acariciando por mi espalda, mi incline un poco más hasta llegar con mis manos al reposacabezas de aquel sofá, resaltando mis así mis glúteos.
Sus manos pasaron por mi cintura y una de ellas se desvió por delante al rozar mi clítoris con sus yemas...
Estoy empapada, y me enloquece a cada segundo. Estaba sumamente excitada, mi vagina, totalmente lubricada, mojada...fácilmente, metió dos de sus dedos que movía adentro buscando mis centros de máximo placer... Me subió la falda y estaba desnuda y lista para ser penetrada por mi macho dominante.
Se recostó en el sofá, me acomodé para cabalgar ese sabroso pene y luego, movía mis nalgas de arriba hacia abajo y cuando su miembro estaba totalmente dentro mío, lo meneaba a los costados... No dejaba de gemir de placer con mis manos en su pecho aun atadas y él gozaba de mi cuerpo, manoseaba mis senos apretados por mis brazos y mordía mis pezones, mientras yo cabalgaba gritando de placer...
Al rato me levantó, volviendo a ponerme a cuatro patas en aquel sofá, él de atrás de mí, agarrando mis glúteos dejando un azote en ellos, eso me hace que salga de mi un grito del cual le hace saber que me excita... Luego me abrió de piernas y me embistió contra mí sin compasión alguna, podía escuchar su pelvis chocando contra mí, 1, 2, 3, 4... y más veces, se movía rápidamente haciéndome gemir fuertemente. Vuelve a azotarme, y vuelvo a gemir...
Me encanta sentirle, tenerle dentro de mí.
-¿Esto es lo que deseabas?- dijo con voz excitante poniendo sus manos alrededor de mi cuello, ejerciendo una ligera pero firme presión que hizo que excitara aún más, aumentó su velocidad introduciendo todo su fenomenal pene...
Sentí como su calor me invadía, su semen se abría paso dentro de mi vagina, volteé mi mirada hacia él, con esa mirada rojiza, mostrando mí satisfacción y su cara de placer fue mejor que cualquier poema, dejó escapar un gemido y lentamente salió de mí.
Quedamos exhaustas, beso mis labios, mi cuello y sonrió recorriendo sus manos por mi espalda. Sin mediar palabras se subió sus pantalones, desató mis manos y de nuevo el sonido de la cremallera, se abrocho el cinturón y yo me baje mi falda, y luego poniéndome bien mi camisa guardando mis atributos, mis pechos que quedaron descubiertos después de todo lo sentido...
-¿Me devolverías mi tanga?- pregunte susurrando y algo tímida.
-Me lo quedaré como recuerdo. - Respondió con una sonrisa.- Iré yo primero al despacho luego ven tú, espera un par de minutos. - Mencionó mientras se abrochaba los botones de su camisa.
Sonreí, espere y luego abandoné aquel lugar como si nada hubiera pasado. Pero antes pasé por el baño, limpiando mi húmeda entrepierna y cuando llegue a mi puesto de trabajo me encontré con una nota que decía "Espérame en el parking al salir del trabajo"....

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